Continúe llenando su vida con el combustible que produce transformación: la Palabra de Dios, la oración y la meditación.

Salmo 119.9-16

¿Cómo reacciona cuando lee que David era un hombre conforme al corazón de Dios (vea 1 Samuel 13.14)? Muchos de nosotros lo admiramos aunque decimos: Yo nunca podría ser así. Pero el Señor no ha reservado este título para un solo hombre. Él quiere que todos lo busquemos como lo hacía David. Uno de nuestros problemas es la tendencia a enfocarnos en solo una parte de su historia. Tendemos a olvidar que el relato bíblico da un registro de toda la vida de David. Él tuvo que buscar al Señor de la misma manera que nosotros: poco a poco.

El anhelo del Padre celestial no suele aparecer de pronto, de forma madura, en nuestro corazón. Casi siempre es algo que debe ser cultivado, y el lugar más indicado para comenzar es la Biblia. Allí es donde escuchamos al Señor, hablándonos con su Palabra. Otro elemento esencial es la oración. Cuando lea la Biblia, comience a hablar con Él. Si todo le parece aburrido y sin sentido, pídale a Dios que trabaje en su vida para hacer que las Sagradas Escrituras cobren vida para usted. A Él le encanta responder las oraciones que están de acuerdo con su voluntad.

El siguiente paso es la meditación. No le dé demasiada importancia al tiempo, para decir que ya leyó la Biblia. Haga una pausa para pensar en lo que ha leído. Hágase la pregunta: ¿Qué estoy descubriendo en cuanto a Dios?El último paso es poner empeño. Es posible que su anhelo de Dios no se desarrolle de inmediato, pero recuerde que está buscando tener un corazón transformado que dure toda una vida, no una fugaz experiencia emocional. Continúe llenando su vida con el combustible que produce transformación: la Palabra de Dios, la oración y la meditación.

Devocional original de Ministerios En Contacto

Cómo cultivar un corazón para Dios

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