¿Ha visto alguna vez un castillo de arena construido por un artista?
1 Corintios 3.9-15
¿Ha visto alguna vez un castillo de arena construido por un artista? Esa es una experiencia encantadora de un viaje a la playa. Los mejores constructores son meticulosos en cada detalle mientras crean estas hermosas obras de arte. Las torres son rectas, las ventanas son uniformes y, a veces, se puede ver el contorno de los ladrillos individuales en cada pared. El resultado final suele ser impresionante, con la misma elegancia de las casas de los lugares más ricos del mundo. Pero, a pesar de todo el esplendor de un castillo de arena, sus horas están contadas. Desde el momento en que se coloca el primer grano de arena, el edificio en miniatura está en camino al olvido. En cuestión de horas los detalles son destruidos por el viento, la lluvia y la marea. Simplemente, no hay futuro para una casa de arena.
A veces, las vidas de los creyentes son como castillos de arena. A pesar de que todo parece perfecto en el exterior, los deseos y las actividades de sus vidas se muestran inútiles ante el fuego del juicio de Dios. Aunque su salvación eterna está asegurada, sufrirán la pérdida de recompensas celestiales porque sus vidas no están construidas con nada resistente. Lo más importante en la vida es asegurarse de que tengamos los cimientos adecuados. La asistencia a la iglesia, el trabajo en la obra del Señor, los programas de discipulado o el servicio a la comunidad no son un sustituto del fundamento sólido de la fe en Jesucristo como Salvador y Señor. También necesitamos construir nuestra vida con un servicio fiel y obediente al Señor. La meta no es tener una vida impresionante, sino construir una que demuestre nuestra devoción al Salvador que murió para salvarnos.
Devocional original de Ministerios En Contacto