Los beneficios de la oración son muchos, pero el mayor de todos es el gozo derivado de estar con el Señor, a quien hemos llegado a conocer y amar.

Salmo 141.1-4

¿Se considera usted una persona de oración? En otras palabras, ¿expresa su devoción al Señor en el deseo de estar con Él, de llevarle todas sus preocupaciones, y de conocerlo con más profundidad? David era un hombre de oración. Ya sea que estuviera enfrentando amenazas, confesando su pecado, o expresando alabanza y gratitud, su hábito constante era clamar a Dios. El resultado de su devoción fue una relación personal con el Señor.

Cuando tomamos en serio la oración, también descubrimos una relación más cercana con Dios. Al pasar tiempo con nuestro Padre celestial y leer su Palabra, comenzamos a ver el mundo desde su perspectiva divina: las cosas que le importan a Dios se convierten en nuestras preocupaciones, y nuestras peticiones reflejan sus intereses y deseos. Entonces, al ver las peticiones de oración contestadas, la fe se fortalece y nuestro corazón se desborda de gratitud y amor.

Con el tiempo, la disciplina de la oración y la relación constante con la Palabra de Dios comienza a tener un efecto purificador en nosotros. Cuando permitimos que el estudio regular de la Palabra de Dios alimente nuestra comunión con Él, el Espíritu Santo implanta su verdad en lo profundo de nuestro corazón. A medida que el Señor nos indica nuestros pecados, el Espíritu nos da poder para cambiar. Además, aprendemos a reconocer dónde involucrarnos y cómo invertir nuestro tiempo, dinero y dones espirituales en su obra. Los beneficios de la oración son muchos, pero el mayor de todos es el gozo derivado de estar con el Señor, a quien hemos llegado a conocer y amar.

Devocional original de Ministerios En Contacto

Los beneficios de la devoción

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