Las personas de edad avanzada nos llevan ventaja porque ya fueron jóvenes, pero no podemos garantizar que los jóvenes lleguen a viejos. Así que envejecer es un privilegio, especialmente si hemos servido al Señor.
Las personas de edad avanzada nos llevan ventaja porque ya fueron jóvenes, pero no podemos garantizar que los jóvenes lleguen a viejos. Así que envejecer es un privilegio, especialmente si hemos servido al Señor.