Dele a Dios sus temores.
¿Cómo soportó Jesús el terror de la crucifixión? Él fue primero a su padre con sus temores. Él modeló las palabras del Salmo 56:3, “En el día que temo, yo en ti confío.” Haga lo mismo con sus temores. Entre con ellos, no entre ahí solo. Y mientras está ahí sea honesto. Golpear el sueño es permitido, y las lágrimas son permitidas. “Toma esta copa,” oró Jesús en el jardín del Getsemaní. Dele a Dios sus temores. Dele a Dios el número de ese vuelo. Compártale los detalles de ese cambio de trabajo. Él tiene bastante tiempo. Él tiene suficiente compasión. Él no le va a decir que se aguante o que sea fuerte. Él sabe cómo se siente usted. Por eso es que puntualizamos nuestras oraciones así como Jesús hizo con “Padre, si tú quieres…” ¿Quería Dios? Sí y no. Él no quitó la cruz de Jesús, pero Él sí se llevó el temor. ¿Quién podría decir que Él no va a hacer lo mismo por usted?
Devocional original de Max Lucado