Dios quiso que nuestro servicio a Él fuera un privilegio, una oportunidad gratificante y una vía de bendición.

1 Tesalonicenses 1.1-10

Una de las características de nuestra naturaleza caída es el rechazo de aquello que es mejor. Esto comenzó en el huerto del Edén, cuando Satanás tentó a Eva para que se rebelara contra Dios, y ejerciera su derecho de determinar su propio camino. Desde entonces, hemos estado siguiendo nuestros deseos basados en el interés propio. Es comprensible que esta sea la mentalidad del mundo; pero, por desgracia, es también la actitud de muchos cristianos que asisten a la iglesia, que consideran el servir como un abuso de su tiempo.

Tal razonamiento egocéntrico se basa en tres conceptos erróneos:

1. No entendemos quién es Dios. Él es el divino Creador del universo y el Gobernante soberano de todo lo que hay en el cielo y en la Tierra. Él nos redimió del pecado con la sangre preciosa de su Hijo; en otras palabras, nos compró de la esclavitud del pecado. De esa manera, nos convertimos en sus siervos, que le servimos por amor y gratitud.

2. No entendemos por qué estamos aquí. Fuimos creados para adorar y servir a Dios. Este es nuestro destino y la manera como lo glorificamos.

3. No entendemos el gran propósito del Señor en el mundo. Él está edificando su reino, y hemos sido comisionados para participar en este proceso, ministrándonos unos a otros y proclamando el evangelio tanto cerca como lejos.

Dios quiso que nuestro servicio a Él fuera un privilegio, una oportunidad gratificante y una vía de bendición. Decir que no tenemos tiempo para servirle es rechazar lo que ha ordenado y decretado como mejor. Pero la verdad es que lo que perdemos al no servirle es mucho más grande que cualquier cosa que podríamos ganar si siguiéramos de manera egoísta nuestro camino.

Devocional original de Ministerios En Contacto

Creados para servir a Dios

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