Dios le dijo a Becky Dvorak que escribiera un “credo de sanidad” y valió la pena. Cuando se dirige a un hospicio de SIDA; coloca sus manos sobre el primer paciente y él brinca de la cama y sale caminando.
Dios le dijo a Becky Dvorak que escribiera un “credo de sanidad” y valió la pena. Cuando se dirige a un hospicio de SIDA; coloca sus manos sobre el primer paciente y él brinca de la cama y sale caminando.