Algunas veces, la fe se siente como una batalla. Un día confiamos en Dios y el siguiente día dudamos de Él.
2 Crónicas 20.1-18
Algunas veces, la fe se siente como una batalla. Un día confiamos en Dios y el siguiente día dudamos de Él. El péndulo de nuestros pensamientos y emociones puede oscilar entre la confianza y la incertidumbre. Pero Dios provee la clave para afianzar nuestra fe. Los períodos de temor, ira o estrés provocados por la duda son normales para los seres humanos, pero como cristianos, tenemos el poder del Espíritu Santo para someter estos sentimientos naturales al Señor.
Recordar la naturaleza y las promesas de Dios es una de las mejores maneras de comenzar este proceso. Cuando Satanás nos da razones para dudar, Dios quiere que recurramos a la fuente de las verdades bíblicas, porque centrarnos en el Padre hace oscilar nuestro péndulo hacia la confianza en Él.
En 2 Crónicas 20, el rey Josafat se entera de un ataque que se avecina. A pesar de una reacción inicial de temor, demostró total confianza en Dios. Al reunir al pueblo de Judá, ofreció una oración grandiosa centrada en Dios.
Comenzó alabando a Dios por ser el gobernante de todas las naciones (v. 6).
Recordó cómo el Señor había luchado por Israel en el pasado (vv. 7-9).
Luego, basándose en los atributos de Dios y en las promesas y ayuda anteriores, pidió la protección divina en su situación (vv. 10-12).
Josafat no miró al ejército que se aproximaba sino a su Dios. Este es un modelo maravilloso que debemos imitar cada vez que sintamos que nuestra fe se tambalea. Cuanto más contemplemos las dificultades a las que nos enfrentemos, más grandes nos parecerán. Pero si dirigimos nuestra atención a Dios Todopoderoso, será magnificado y nuestra fe crecerá.
Devocional original de Ministerios En Contacto