Aunque no lo estemos viendo, Él nos ve y se preocupa por nosotros.
Hebreos 1.1-3
El Nuevo Testamento nos dice lo que Jesús hizo mientras estuvo en la Tierra, pero ¿qué está haciendo ahora, después de haber ascendido al Padre en el cielo? Su ausencia física no significa que nos haya abandonado. Aunque no podemos verlo hoy, su Palabra nos asegura que Él está siempre en actividad por nosotros, para prepararnos, dirigirnos y perfeccionarnos.
Él nos da vida en abundancia (Jn 10.10). Cristo hace posible que vivamos con paz, gozo, fortaleza y determinación para perseverar en el logro de todo lo que Él nos llame a hacer.
El Señor intercede por nosotros (Ro 8.34). Jesús escucha cada una de nuestras oraciones, y está sentado a la diestra de su Padre, presentando nuestras peticiones a Él.
Cristo revela al Padre (Col 1.15). Por medio de Jesús entendemos que el Señor es nuestro amoroso Padre celestial, que está personalmente interesado en cada aspecto de nuestra vida. La Biblia nos invita a imitar el ejemplo de Cristo en cuanto a mantener una conversación íntima y continua con Dios.
Está preparando un lugar para nosotros (Jn 14.2, 3). Un día, el Señor vendrá para llevarnos al hogar celestial, y así podremos estar con Él para siempre.
El Señor Jesús también está haciendo preparativos para su regreso. Vendrá a gobernar y a reinar en la Tierra como Rey de reyes y Señor de señores.
“Ojos que no ven, corazón que no siente” no es, definitivamente, una frase que describe la relación de Cristo con nosotros. Su permanente cuidado de nosotros debe motivarnos a tener la seguridad de que, aunque no lo estemos viendo, Él nos ve y se preocupa por nosotros.
Devocional original de Ministerios En Contacto